Más de mi

todo quema más, y me trajo la horrorosa sonrisa del idiota.
Habiendo estado hace poco a punto de soltar el último grito de la
carcajada, se me ocurrió buscar la clave del festín secreto, por ahí recobraba
el apetito,”creí”; nunca la hallé. Y pensé, la caridad no esta en mi
esencia, ni está en mi clave secreta. Sigo siendo la maldad misma, El
demonio que me exclama, pero parece que soñé, o no, o si, quizás...
La muerte de la vida me gana con todos sus apetitos, y los egoísmos,
y todos los llamados pecados capitales, yo soy el mal personificado, y
aquí estoy esperando el tan llamado milagro.
-Y yo le replico- ¡AH!, ya aguanté demasiado –Pero querido mío,
te lo suplico, tus ojos están demasiado dilatados de horror, y mientras
llegan las grandes cobardías, tú que disculpas y aprecias en el hombre
la carencia de facultades para relatar verdades; arranco unos cuantos y
asquerosos papeles de mi cuaderno de condenado.